30 May
30May

Recién nacido llegaste a mí  

Resplandeciente, ¡Bienvenido¡ te dije

Fuiste querido y mimado

Como una flor de carmesí.

Con  dulzura interna te acogí,

Con mis manos flacas te acaricie,

Con mi corazón te adore,

Como un hijo te recibí

Has sido mi compañero de soledades,

De esas noches largas, hechas,

Para no dormir.

En los momentos de aburrimiento, te acogí

Y si entretenerme quería,

Con mirada picarona y de reojo,

Me acercaba, poco a poco

Eras todo para mí.

Por eso ahora te percibo viejo…

No te preocupes, lo hemos hecho paralelamente

Yo te cuidare.

Pues de no ser por ti

Mi corazón hoy seria duro

La fuente de mis sentimientos estaría seca

Mis ratos de soledades sin fin.

Mis fantasías muertas.

Y mis ojos  ¿qué quieres que te explique?

No fluirían por ellos lágrimas de alivio,

De amor o de compasión.

Tú le has dado a mi viva

La sabiduría de la lucha

Del amor al desamor, la alegría.

Compañero de mis viajes en la tierra

Compañero de noche en mi habitación,

Me has hablado de altruismo…

De miserias…

Por eso hoy,  al darme cuenta, te veo viejo como yo .

Pero no pasado ni invalido

Tú sobrevivirás, yo no; moriré.

Pero antes de morir tengo que legarte


Alguien que cuide de ti.

Que te acaricie,

Que te acoja como yo te acogí ,

Que vuelvas a vivir página a página

Lo que yo sentí por ti.

Tus historias, tus novelas

Tus amores, sobretodo tus poemas.

¿Qué me dices de Tagore?

¿de Quevedo?¿de Machado?

¿de mi adorado Becker?

¿Cuántos autores le he leído?

Doscientos, quinientos?

¡No muchos más¡

Gracias queridos libros por existir.












 






Comentarios
* No se publicará la dirección de correo electrónico en el sitio web.
ESTE SITIO FUE CONSTRUIDO USANDO