Recién nacido llegaste a mí
Resplandeciente, ¡Bienvenido¡ te dije
Fuiste querido y mimado
Como una flor de carmesí.
Con dulzura interna te acogí,
Con mis manos flacas te acaricie,
Con mi corazón te adore,
Como un hijo te recibí
Has sido mi compañero de soledades,
De esas noches largas, hechas,
Para no dormir.
En los momentos de aburrimiento, te acogí
Y si entretenerme quería,
Con mirada picarona y de reojo,
Me acercaba, poco a poco
Eras todo para mí.
Por eso ahora te percibo viejo…
No te preocupes, lo hemos hecho paralelamente
Yo te cuidare.
Pues de no ser por ti
Mi corazón hoy seria duro
La fuente de mis sentimientos estaría seca
Mis ratos de soledades sin fin.
Mis fantasías muertas.
Y mis ojos ¿qué quieres que te explique?
No fluirían por ellos lágrimas de alivio,
De amor o de compasión.
Tú le has dado a mi viva
La sabiduría de la lucha
Del amor al desamor, la alegría.
Compañero de mis viajes en la tierra
Compañero de noche en mi habitación,
Me has hablado de altruismo…
De miserias…
Por eso hoy, al darme cuenta, te veo viejo como yo .
Pero no pasado ni invalido
Tú sobrevivirás, yo no; moriré.
Pero antes de morir tengo que legarte
Alguien que cuide de ti.
Que te acaricie,
Que te acoja como yo te acogí ,
Que vuelvas a vivir página a página
Lo que yo sentí por ti.
Tus historias, tus novelas
Tus amores, sobretodo tus poemas.
¿Qué me dices de Tagore?
¿de Quevedo?¿de Machado?
¿de mi adorado Becker?
¿Cuántos autores le he leído?
Doscientos, quinientos?
¡No muchos más¡
Gracias queridos libros por existir.